Una alimentación equilibrada de la mujer embarazada asegura un óptimo crecimiento y desarrollo del feto durante la gestación. Las necesidades nutritivas especiales de la embarazada han de contemplarse, a poder ser, antes de que la mujer sea fecundada. De este modo, siempre es preferible un embarazo planificado para que en el inicio los reservorios de la madre estén completos. El embarazo supone un esfuerzo fisiológico importante por lo que requiere de un cuidado especial en todos los ámbitos de la dieta.
La alimentación adecuada durante la gestación contribuye a prevenir los problemas asociados al desarrollo del recién nacido como una disminución de la talla y/o peso, un sistema inmunológico deficitario, malformaciones congénitas, etc. Además, se previenen también las enfermedades maternas.
En aquella mujer que tenga dos embarazos casi consecutivos o esté en gestación de gemelos, mellizos, trillizos, etc. hay que tener un especial cuidado en su nutrición ya que existe peligro de agotamiento de las reservas de nutrientes.
Durante el embarazo, se debe evitar especialmente el consumo de tabaco, alcohol y otras drogas, sustancias picantes, fuertes y excitantes, el abuso de grasa y sal, y se debe procurar administrar la ingesta total en varias tomas que incluyan consumos de alimentos no muy abundantes en cada una de ellas. Además, se ha de evitar y prestar mucho cuidado a situaciones como ayunos prolongado o los vegetarianismos respectivamente
El encargado del control nutricional de la embarazada debe ser el médico endocrino-nutriólogo que normalmente en condiciones normales fija un ritmo de visitas de una vez por trimestre que será modificado por razones clínicas que lo justifiquen.
Por otra parte, la lactancia materna supone otro momento muy importante durante la vida del bebé. Actualmente, el porcentaje de madres que alimentan a su hijo a partir de leche maternizada está aumentando dada la progresiva incorporación de la mujer al trabajo en nuestro país. La leche materna comporta una serie de ventajas muy importantes con respecto a la lactación artificial por lo que siempre será preferible el amamantamiento del bebé y en caso de que por razones laborales o de diferente índole no fuera posible administrarla por completo, se ha de intentar mantener el mayor tiempo posible.
A continuación, ofrecemos una tabla donde se recogen las necesidades nutricionales de la madre tanto durante la gestación como en la lactancia:
Ingesta Diarias Recomendadas de nutrientes en mujeres embarazas y lactantes
Nutriente | Gestación (2ª mitad) | Lactancia |
Energía (Kcal.) | 2550 | 2800 |
Proteínas (mg) | 58 | 66 |
Carbohidratos (mg) | 375 | 400 |
Lípidos (mg) | 91 | 105 |
Calcio (mg) | 1400 | 1500 |
Hierro (mg) | 25 | 15 |
Yodo (µg) | 175 | 200 |
Zinc (mg) | 15 | 20 |
Magnesio (mg) | 400 | 400 |
Tiamina (mg) | 1,4 | 1,5 |
Riboflavina (mg) | 1,4 | 1,6 |
Niacina (mg) | 18 | 19 |
Piridoxina (mg) | 1,9 | 2 |
Vitamina B12 (µg) | 600 | 500 |
Ácido fólico (µg) | 2,6 | 2,8 |
Vitamina C (mg) | 80 | 90 |
Vitamina A (µg) | 800 | 1300 |
Vitamina D (µg) | 5 | 5 |
Vitamina E (mg) | 10 | 12 |
A continuación, vamos a ver los aspectos más importantes en la vida de la mujer embarazada y en la lactación:
MUJER EMBARAZADA
En el embarazo no se debe comer por dos como muchas veces se dice, esto es un falso mito. Durante los primeros estadíos del embarazo, disminuye el metabolismo basal de la madre, es decir, el gasto energético es menor para el mismo ejercicio físico que antes de la gestación. No obstante, pasadas las primeras semanas el gasto basal se va normalizando merced a los procesos de anabolismo que se dan para la formación de los nuevos tejidos del feto. La capacidad de absorción intestinal está aumentada. Esto responde a la necesidad de aprovechar la mayor de cantidad de nutrientes posible para la buena gestación del bebé. Así mismo, el volumen sanguíneo aumentar en un 50% por lo que se reducen los niveles de hemoglobina y albúmina, y aumenta el latido cardíaco. Por otro lado, al aumentar el volumen sanguíneo aumenta la velocidad de filtración del glomérulo en los riñones aunque este proceso no es totalmente eficaz perdiéndose a través de la orina nutrientes en cantidades superiores a lo que sucede en las personas no embarazadas.
Las necesidades energéticas de la embarazada están aumentadas sobre todo a partir del primer tercio de gestación. Es deseable un aumento de peso total de la mujer en el embarazo de entre 8 y 15 Kg. aproximadamente según el peso de la madre al iniciarlo.
Las proteínas son necesarias para el desarrollo de la placenta, el feto, las estructuras de útero, etc. Se estima que la mujer embarazada ha de aumentar en unos 5 g. diarios el aporte de proteínas para hacer frente al incremento de necesidades por lo que, teniendo en cuenta que la ingesta diaria de alimentos va a aumentar paralelamente, no hace falta seguir ningún tipo de dieta especial.
En lo concerniente a los hidratos de carbono, es necesario un buen aporte de los mismos en todas las tomas del día para prevenir posibles hipoglucemias causadas por la eficacia con que atraviese la glucosa la placenta. A pesar de que durante el embarazo está favorecido el proceso de gluconeogénesis (producción de glucosa a partir de ácidos grasos), este hecho no compensa el anteriormente expuesto y se ha de cuidar el aporte de glúcidos en todas las comidas del día.
Por lo que se refiere a los lípidos, hay un aumento en los niveles de ácidos grasos libres, triglicéridos, colesterol total y fosfolípidos en sangre debido al cambio en el metabolismo del hígado y el tejido adiposo. Esto responde a una mayor necesidad de estos compuestos para la elaboración de las membranas celulares en el feto. Así mismo, un incremento en los niveles de grasas en sangre permite disponer de elementos que posibilitan la síntesis de glucosa en caso de necesidad.
En cuanto a las vitaminas y minerales, las necesidades también están aumentadas pero en consonancia con el incremento en las necesidades de energía por lo que si se sigue una dieta sana y equilibrada las posibilidades de que los requerimientos estén cubiertos con casi totales.
Los tres nutrientes más importantes dentro de este grupo ya que suelen ser los que más problemas suelen dar, son: el calcio, el hierro, y el ácido fólico. Para conseguir información sobre los dos primeros, se puede consultar el artículo dedicado a minerales (dentro del apartado de nutrientes), y los dedicados a la anemia y osteoporosis (dentro del apartado de dietoterapia). Sobre el ácido fólico, podemos informarnos en el artículo sobre vitaminas hidrosolubles (dentro del apartado de nutrientes).
Ingerir suplementos vitamínicos con cierta anterioridad al inicio del embarazo hasta el segundo o tercer mes de lactación, es una buena medida para evitar deficiencias en vitaminas y minerales, en cualquier caso, es mejor que se consulte antes con el médico ya que un exceso de nutrientes pueden llegar a ser, en algunos casos, tóxico para el organismo.
LACTACIÓN
La calidad y duración de la leche de lactación es el resultado de la calidad de la nutrición materna durante el embarazo y las reservas resultantes, así como de la nutrición de la madre durante la propia lactación. La concentración de vitaminas y minerales de la leche está en estrecha relación con la situación de la madre en relación con ese nutriente. Así pues, la alimentación será un factor clave para la salud tanto de la madre como del niño lactante.
La leche de la madre es muy superior en calidad con respecto a las comercializadas por las siguientes razones:
- La leche materna contiene anticuerpos que ayudan al bebé a combatir las bacterias y virus. Multitud de estudios llevados a cabo confirman que los bebés que no son alimentados durante 6 meses por la leche materna, tienen una mayor probabilidad de padecer enfermedades infecciosas como infecciones de oídos, diarrea o enfermedades respiratorias.
- La leche materna contiene la composición exacta en cuanto a grasa, azúcar, agua y proteína que un bebé necesita para el crecimiento y desarrollo.
- La leche materna es más digerible que las de fórmula.
- Amamantar le hace a la madre consumir más calorías por lo que la ayudará a disminuir el peso ganado durante el embarazo.
- Amamantar disminuye en la madre el riesgo de padecer en el futuro cáncer de mama o de ovario así como sufrir osteoporosis durante la menopausia.
- El amamantamiento crea lazos afectivos entre el bebé y la madre ya que el contacto físico es importante para los recién nacidos y les ayuda a sentirse más protegidos y abrigados al calor de la madre.
- Mamar durante tres meses reduce en el niño hasta un 40% el riesgo de padecer diabetes en el futuro. Mamar durante seis meses reduce el riesgo de padecer cánceres infantiles y juveniles hasta los 15 años.
La lactación es suficiente para la alimentación del bebé durante los primeros seis meses de vida no necesitando ningún tipo de ingesta adicional.